Mi historia
Mi nombre es Daniela, soy hija de Arcadio y Libia y hermana de Gustavo por parte de mamá y papá y de Aníbal y Oscar por parte de papá. Nací en Argentina y desde que tengo memoria tuve una contundente inclinación a viajar por el mundo; tal fue así que estudié y me preparé sola durante dos años para tomar unos exámenes de conocimiento general y poder participar de un intercambio cultural en el extranjero. Superé varias instancias de selección y las evaluaciones psicológicas, y a los 16 años me embarqué en mi primer gran desafío de vida. Viajé a Estados Unidos y realicé allí el último año del colegio secundario (Senior Year) alojando en casa de una familia americana. A mi regreso inicié mis estudios universitarios en Dirección y Administración de empresas para contentar a mi padre quien no me dio elección a la hora de escoger si estudiar o no hacerlo; quería que yo tuviera un título universitario independientemente de cuál fuera la opción de la carrera elegida. Terminé la licenciatura exactamente según el plan estipulado por la universidad y volví a soltar mi espíritu de viaje, esta vez, hacia el viejo continente.
Si bien aquella experiencia fue realmente dura para la edad que yo tenía, también es cierto que había sido por mi elegida. Muy distinta sería la cara que me mostraría la vida hace unos cuantos años atrás cuando sigilosamente y sin advertencias comenzaba a asomarse una profunda crisis personal. Circunstancias completamente desconocidas me desafiaban en cada momento y en los diversos planos, trabajo, pareja, familia, amigos...
La inexperiencia y la falta de recursos para lidiar con tales situaciones me llevaron a padecer un total desequilibrio existencial. Las desquiciadas emociones me desestabilizaron por completo y me guiaron a tomar decisiones poco afortunadas que terminaron haciendo estragos en mi vida. Abandoné un excelente trabajo estable y muy bien remunerado en una empresa de comercio internacional, y también me separé de la persona con quien había planeado casarme, tener hijos y vivir por el resto de esta vida, entre otras cosas. La inestabilidad emocional se fue adueñando de mi día a día, silenciosamente se instaló en mi inconsciente, y con mucha sutileza también fue tomando mi cuerpo, haciéndose notar a través de síntomas físicos, incomodidades, pérdida de peso, migrañas, insomnio, etc. Los ataques de pánico y el miedo a todo se apropiaron de mi voluntad y me condujeron a un estado de no presencia total, hasta el punto de sentirme literalmente “muerta en vida” durante varios de años.
En estas condiciones no había demasiadas alternativas entre las elegir para continuar. Mi realidad era muy complicada, estaba sola y no abundaban las opciones de acción. Así fue como me vi obligada a dejar de lado la creencia de que yo sola podía con todo, para resignarme a que había llegado el momento de aprender a pedir ayuda.
No puedo decir que a mi ego le resultó fácil aceptar que necesitaba apoyo de otras personas, pero la situación había escalado a tal punto que, si pretendía permanecer aquí, debía encontrar apoyo externo. Y cuando la más sincera desesperación del alma logra contactar con la creación/divinidad desde las profundidades del ser para sobrevivir, entonces, el universo escucha y otra realidad se presenta. Las posibilidades de insípidos cambios comenzaron a percibirse más cercanos y las ansias de bienestar generaron el impulso necesario para apartar el ego y solicitar la tan imprescindible ayuda.
De esta forma comenzaba una travesía totalmente inesperada para mí. El giro de los acontecimientos en mi vida fue tan abrupto y de tal magnitud en los primeros dos años de crisis, que solo se disparaban preguntas y cuestionamientos de todo tipo y en todos los órdenes. ¿Para qué existimos?, ¿cuál es el sentido de la vida?, ¿para qué trabajo realmente?, ¿qué hago aquí?, ¿para qué vine?, ¿qué se supone que debo hacer?, ¿que se espera de mí?, ¿cuál es mi propósito de vida si en verdad existe alguno?, ¿porqué de repente nada tiene sentido?, ¿para qué vivo?... Nada, absolutamente nada tenía sentido para mí en ese momento. Mi cabeza era un total lío y la confusión me había tomado por completo.
La ayuda iba llegando a cuenta gotas, justo al ritmo de lo que yo podía solicitar; ella siempre fue muy respetuosa de mis limitaciones ya que no formaba parte de mi esto de abrirme al acto de recibir. Sin embargo, y como por arte de magia, a cada pequeño pasito que yo daba le correspondía una palmadita de alguien que justo aparecía en el momento oportuno para animarme y mostrarme hacia donde seguir. Normalmente este empujón tomaba formas impensadas para mi estrecha mentalidad y visión, dejándome atónita y sorprendida. Pero cuando el ímpetu pulsa fuerte desde el interior, no hay mucho por hacer, hay que seguirlo... aun cuando me sentía sin certeza, sin convicción, sin control y totalmente a la deriva sobre el direccionamiento de mi vida.
En busca de sentido y persiguiendo casi inconscientemente ese impulso que muy lentamente me llevaba hacia adelante, dije sí a mi amiga Flor cuando me mostró un flyer que nos invitaba a un encuentro meditativo. Así empecé a participar de grupos de meditación con mi todavía hoy, maestra, amiga y guía, Alessandra. Luego ella me iniciaría como practicante en los dos primeros niveles de Reiki Mikao Usui y Karuna Reiki. Con ella también descubrí el encanto de los cristales, la gemoterapia, el péndulo, las cartas tarot, los cuencos tibetanos, y todo aquello que inspira calma y equilibrio al espíritu.
Más tarde se sucedió un viaje sola a Estados Unidos donde me encontré con quienes hoy forman parte de mi fe. La “casual” llamada de Flor, una vez más, conspiró con el universo para guiarme a un centro de Self-Realization Fellowship en Los Angeles. Mi primera impresión en el lugar fue de susto y contracción en el pecho, no tenía idea de dónde me estaba metiendo y todo resultaba absolutamente desconocido para mí. Sin embargo, esa sensación inicial duró muy poco.
Al entrar a la sala de meditación del templo y ver que la primera foto del linaje de maestros de Kriya Yoga era la de Jesus, todo cobró sentido y experimenté una paz inexplicable. Mi visita duró largo tiempo, simplemente contemplé, medité y tomé una clase de yoga allí mismo. Me sentí envuelta en una sensación de quietud, unión y armonía tan indescriptiblemente inmensa que solo quería quedarme ahí quieta, pensando en nada y sencillamente sintiendo la esencia de la pura calma. Cuando salí del templo, después de varias horas, me fui directamente a comprar uno de mis libros favoritos hoy en día, "Autobiografía de un Yogui" escrito por Paramahansa Yogananda; quien forma parte del linaje de Kriya Yoga y trajo la sabiduría de esta antigua práctica india a occidente.
Y como de seguir el camino se trata, ya de regreso en casa me inicié en este tipo de práctica de yoga. “Casualmente” la Swami Mangalananda Giri del centro SRF de Viena, Austria, visitó la isla pocos meses después de mi descubrimiento de esta antigua ciencia del Kriya Yoga, y mi corazón sentía que debía seguir por aquí. De esta manera mi alma atesoraba un recurso más para utilizar en su desarrollo personal; la conexión con esta sabia fe proveniente de India me acompaña aún hoy y no podría describir el profundo agradecimiento que siento de haberla encontrado en mi senda. Y aunque muy rota por dentro aún, casi sin darme cuenta continuaba caminando esta odisea llamada vida con muchos conocimientos más que hasta ahora no tenía.
Casi inmediatamente después descubrí la Terapia transgeneracional de Constelaciones Familiares. Una vecina de mi edificio, en aquel momento apenas conocida para mi (aunque luego fuimos muy amigas), vino a hacerme una consulta sobre las expensas que debía pagar de la comunidad y terminó tomándose el atrevimiento de entrar en mi casa, sentarse en mi balcón y empezar a contarme lo maravillada que estaba con este método de las Constelaciones Familiares. Prácticamente no pude escuchar nada de lo que explicaba porque mis ataques de pánico apenas me permitían acercarme al balcón o estar en contacto con otras personas. Casi todo lo que me sucedía en esa época me sobrecogía. Relacionarme era básicamente imposible, se aceleraba el corazón en el pecho, comenzaban los temblores en el cuerpo y la facilidad con que siempre me había relacionado con los demás ya no existía. Todo me asustaba demasiado y me sentía completamente tomada por el miedo, la tristeza, la desconfianza, la intranquilidad y el desequilibrio. Mientras mi vecina me contaba lo feliz que se sentía por haber descubierto esta herramienta de sanación, yo solo pensaba, “¡que se vaya de mi casa!”. Finalmente me invitó a un taller grupal de constelaciones familiares al que accedí participar inmediatamente con la única intención de que me dejara en sola y se fuera de mi piso.
En aquel momento yo no podía procesar demasiada información al unísono, y realmente no tenía idea que cuando el universo tiene una concreta pretensión, la mayoría de las veces la consigue; así fue como mi vecina me tocó la puerta el día del taller y me arrastró hasta allí prácticamente de los pelos. En mi primer contacto con esta terapia se dispararon los mismos sentimientos de desconfianza, recelo, temor y reticencia que aparecieron cuando accedí por primera vez al templo de Self-Realization Fellowship. Pareciera ser que a través del miedo es como me acerco a lo nuevo...
En el taller de Constelaciones pude experimentar en el cuerpo todo aquello que mi vecina intentó explicarme de mil maneras sin conseguirlo. No hay posible explicación para aquello, es preciso sentirlo en el cuerpo. Me sorprendió tanto la técnica como el punto de vista sistémico de la terapia, que tenía todo el sentido del mundo para poder entender mis dinámicas, patrones y vínculos familiares. Durante un tiempo continué participando de cuanto taller de constelaciones se me cruzaba por medio, y aunque sentía que el alma se seguía rompiendo (se llaman “crisis curativas”), también experimentaba gran alivio cuando cobraban sentido muchas situaciones que me habían sucedido hasta ese momento.
Así continué algún tiempo más, reparando algunos fragmentos rotos de mi alma y rompiendo otros. Avanzaba y retrocedía al mismo tiempo, hasta que finalmente tomé la decisión de acelerar y profundizar el duro proceso de crecimiento y sanación personal que, sin yo saberlo, tenía tomada mi vida por completo. Así fue como comencé la formación en Constelaciones Familiares. Estaba determinada y comprometida con mi recuperación, no había ninguna otra salida ante mi deprimente situación, me sentía literalmente muerta en vida. Al comienzo del aprendizaje mi intención fue encontrar soluciones para mí, no tenía planeado convertirme en consteladora. Mi percepción sobre el rol del facilitador tomaba la forma de algo muy grande y demasiado importante, que conllevaba una responsabilidad enorme que yo no me atrevía a asumir en ese momento. Hoy sigo pensando de la misma manera; creo que los terapeutas deben asumir el compromiso de formarse intensiva y muy sólidamente en sus conocimientos, deben trabajar muchísimo sobre sí mismos y encontrarse muy asentados, firmes y enteros a nivel personal para poder desarrollar apropiadamente su tarea de acompañamiento a un otro. El objetivo sería construir una base fuerte, contundente y consolidada en uno mismo desde donde dar el paso para ayudar a quienes lo requieran.
De manera que al comienzo de la formación mi única intención estaba totalmente focalizada en recomponerme a mí misma. El primer año fue tan difícil como alucinante. Lloraba muchísimo, a la vez que comprendía un montón de cosas sobre mí y sobre los vínculos con mi familia que antes no tenía idea. Descubrí patrones de comportamiento, lealtades invisibles, identificaciones con mis ancestros que marcaban algunas de mis formas de actuar y vivir en esta vida y que operaban sobre mi inconsciente a modo de herencia absolutamente desconocida. Hubo muchas noches oscuras, con el insomnio como exclusivo guardián de mi sueño; me culpaba y me enfadaba conmigo porque me resultaba absolutamente tedioso enfrentarme cara a cara con esas partes mías que tanto rechazaba. Las actividades a las que concurría no hacían más que exponer mis sombras abiertamente y ponerme en evidencia ni más ni menos que frente a mí misma. No había juez más duro que yo misma, conmigo...
Todo este proceso fue extremadamente difícil, intenso y profundo; hoy puedo decir con orgullo que sobreviví a este desafío prácticamente sola, ya que ninguna persona de mi familia o amigos sabía nada de lo que yo estaba sufriendo. Lo viví, lo procesé y lo superé en soledad, y aunque me siento orgullosa de ello, definitivamente no lo recomiendo; fui muy dura conmigo misma y me exigí hasta un extremo innecesario solo para conseguir dificultar aún más mi proceso. No tenía que demostrarle a nadie que podía salir adelante sola, hoy pude reconocer que esta es una fuerza innata en mí, que existe en mi espíritu desde siempre y me caracteriza. Sin embargo, opté por el camino difícil, algo así como un auto-desafío, quizás, para darme cuenta ahora que aquello no tuvo demasiado sentido. La profesora que corrigió la autobiografía que tuve que presentar como requisito para completar la formación en Constelaciones, escribió en su devolución de mi trabajo: “Me conmoví con tu relato y tu historia. También admiré tu fuerza para sobrellevar lo difícil” (entre otras cosas). Hoy entiendo que mi alma había acordado atravesar por algunas de estas pruebas incluso antes de su encarnación en este cuerpo.
Mi vida seguía transcurriendo mientras la ayuda continuaba llegando desde dentro y desde fuera de la formación. Durante estos años he conocido hermosas personas y compañeros que me apoyaron incondicionalmente, sus sugerencias eran siempre bienvenidas y así me encontré con distintas personas que colaboraron con la liberación de bloqueos energéticos, limpiezas del campo vibracional, alineación de los chakras, armonización, etc. Las sesiones individuales de todo aquello que yo sentía podría aportar algo positivo también formaban parte de mi rutina. Al mismo tiempo continuaban apareciendo maestros en constelaciones, coaching, Flores de Bach, PNL y psicología que me proveyeron de recursos y el soporte necesario para fortalecerme y mantenerme transitando el camino.
Hasta aquí la búsqueda de sentido no había dado demasiado resultados positivos y el dolor del alma continuaba haciéndose notar fuerte, aunque más esporádicamente. Sin embargo, al mismo tiempo se comenzaba a percibir una vibración diferente, algo así como una sensación de que algunas piezas rotas convergían en un nuevo sitio y volvían a cobrar vida. Había esperanza, había impulsos impetuosos de vida, había ilusión, y aunque apenas perceptible, también había un tenue destello al final, a lo lejos. Muchos cambios se habían producido en mí, ya no era la misma, pero aún estaba lejos de sentirme en equilibrio. Un ejemplo de mi inestabilidad emocional se hacía evidente en los encuentros grupales de constelaciones a los que concurría. Me costaba mucho compartir con un grupo de personas mis cuestiones personales ya que eso exponía mis vulnerabilidades. Para realizar una constelación es necesario contar lo que nos sucede interiormente y detallar algunos hechos de la historia familiar también, de allí que constelar mis temas fuera una gran dificultad para mí. Sin embargo, en los talleres, el facilitador hacía la aclaración de que el solo hecho de participar del mismo también nos sana, y desde allí yo obtenía gran parte de mi alivio. En cada ocasión que he constelado cuestiones personales la experiencia ha sido muy reveladora y sanadora; a la vez, mi confianza estaba puesta en el efecto que tiene una constelación en todos los participantes del grupo y esto también aportaba lo suyo a mi proceso, podía sentirlo. Cuando formaba parte de una constelación en representación de alguien de otro sistema, también estaba sanando algo mío. No somos elegidos como representantes por casualidad, los roles que “nos tocan” casi siempre tienen un sentido, solo debemos estar atentos para reconocerlo. Y de esta forma, “ayudando” a otros, también resolvía silenciosamente mis enredos sistémicos.
La eterna estudiante en mi continuaba participando de las diferentes actividades y módulos que surgían y se apuntaba a cuanto taller había. Tenía un negocio propio que me permitía estudiar y avanzar en mi proceso. Asistí dos años seguidos al Hellinger Camp, entrenamiento intensivo internacional según la Hellinger Sciencia en Bad Reichenhall, Alemania. Este evento incluía, Supervisión Internacional, Seminario de Mujeres, taller "Cosmic Power® en Acción" impartido por Sophie Hellinger, entre otras actividades y talleres de constelaciones. En ambas oportunidades disfruté muchísimo de la experiencia y de encontrar consteladores y participantes de todo el mundo, aunque definitivamente lo que más me dejaba atónita y estupefacta era contemplar las constelaciones del maestro. Su sola presencia imponía una energía en el ambiente muy compleja de describir, no tengo palabras para expresar lo que se transmitía durante sus apariciones en la sala; para mí fue un auténtico privilegio formar parte de aquello. Y por supuesto no puedo estar más que profundamente agradecida al querido Bert Hellinger porque compartió con el mundo su descubrimiento sin juicios ni fronteras. Él es el ejemplo de que cuando alguien es tomado para algo más grande que su propia vida lo hace por todos, y ciertamente vive en el corazón de todos aquellos que toca con su obra. Indudablemente vive en el mío...
Mi primera participación en el Hellinger Camp fue literalmente un punto de inflexión en mi proceso de recuperación, fue un viaje con mis compañeros de la formación en Constelaciones que obró magia en mi. A partir de allí sentí que podía volver sociabilizarme con más calma y sin miedos. Sentí reconexión con los demás, como si volviera a formar parte de algo después de haber estado ausente durante mucho tiempo. Allí empezó a gestarse un movimiento de reapertura al mundo que continuó operando dentro mío luego de aquel evento. Recuerdo la alegría que sentí cuando descubrí que empezaba a reír de nuevo y volvían las ganas de hacer cosas, cuando me sorprendí al notar los latidos otra vez en el pecho y que la circulación reanudaba su recorrido por el cuerpo. Volví a conectar con la energía de vida que había perdido, aunque muy internamente también sabía que esto era solo el comienzo; necesité un par de años más signados por mucha terapia holística para hallar un nuevo estado de equilibrio. Nunca volvería a ser la misma.
Todavía quedaban muchas piezas por recolocar dentro mío y el estímulo de avanzar pulsaba incesantemente y a buen ritmo. En varias ocasiones tomé la de decisión de darme una tregua en esto de reconstruirme para pasar algún tiempo distanciada de actividades de sanación como estas, pero simplemente no era posible. En cuanto me llegaba la información de talleres o formaciones intensivas sobre algún tema específico yo era casi la primera en apuntarme y participar de ello. Concurrí a talleres, actividades, y eventos en España y Argentina con mentores, profesores y terapeutas experimentados y formados según la filosofía de Bert Hellinger (Hellinger Sciencia) desde hace más de 23 años; como Joan Garriga, Tiiu Bolzmann, Stephan Hausner, Liliana Inglese, Ruben Tartaglia, entre muchos otros...
Más tarde decidí comenzar la Formación en Constelaciones orientada a empresas (Capacitación en Constelaciones Organizacionales e Intervenciones Sistémicas). Tengo bastantes conocimientos relacionados con este tema y de hecho es lo que estudié en la universidad. Seguidamente también me apunté en la Formación de Constelaciones Familiares en Consulta Individual.
Para resumir mi experiencia en constelaciones puedo decir que las utilicé para trabajar circunstancias de mi propio sistema familiar durante mucho tiempo. Pude entender, reparar, restablecer orden y también trascender algunos vínculos con los que estaba identificada en mi árbol genealógico y no eran sanos para mí. Comprender algunas de las razones por las cuales hacemos y actuamos de la manera en que lo hacemos en nuestra vida diaria; o entender los motivos por los cuales tenemos el tipo de relaciones que tenemos con las personas cercanas, nos ayuda a dar un gran paso hacia la comprensión de nosotros mismos y del sistema familiar del que formamos parte, es decir, la familia que elegimos en esta existencia. Tomar este tipo de conciencia, hacer consciente lo inconsciente y entender, nos permite cambiar percepciones y creencias que en la mayoría de los casos ya no sirven. Al hacer esto podemos dejar de actuar bajo las lealtades invisibles e influencias que nos unen a nuestros antepasados; también podemos dejar de sentirnos culpables y erradicar el sentido de pertenencia equivocado que nos arrastró a hacer/actuar como ellos desde el principio de nuestras vidas. Pertenecemos a nuestro clan por el solo hecho de haber nacido allí, y no por actuar/accionar como ellos o por tomar inconscientemente sus destinos como propios. Y cuando comprendemos, muchas cosas cobran sentido, nos liberamos de cargas ajenas, soltamos ataduras innecesarias y dejamos de repetir patrones de comportamiento que nos perjudican, para retomar la senda de nuestro propio destino y llevar una vida más plena.
La curiosidad forma parte de mi persona, casi siempre estoy abierta a experimentar con cuanta nueva técnica se presente ante mí. Me motiva mucho el aprendizaje de nuevas habilidades como modo de enriquecer mis conocimientos y de construir fortaleza espiritual. La primera razón por la cual me motivan las nuevas prácticas es porque creo que estamos de paso por este mundo y, básicamente, venimos a sanar las heridas del alma, a aprender, y con suerte, a trascender lo máximo posible de nosotros mismos. Entonces la sanación personal es lo que dispara mi indagación en busca de lo novedoso, y si compruebo buenos resultados personales también me entusiasma compartirlo en la práctica con los demás. Es así como Mariú, una hermosa maestra, terapeuta, psicóloga y consteladora (un ejemplo para mi), me presentó la Terapia de Vidas Pasadas desarrollada bajo la técnica del Dr. José Luis Cabouli. Tomé parte en la primera formación que ella daba en solitario con el total apoyo del Dr. Cabouli como ex-alumna y supervisora de sus grupos.
Este fue un momento preponderante en mi viaje ya que comprendí que otra parte de mi alma también recibiría alivio y recomposición a través de una nueva técnica. Con esta terapia me estaba focalizando en recuperar esa parte de mi alma que no está relacionada con mis ancestros en esta vida, pero que sigue siendo una parte de quien soy hoy. Mi creencia conecta con la reencarnación, es decir, con el renacimiento del alma después de la muerte en otro cuerpo. Hay una parte nuestra que vivió otras experiencias como una persona diferente, y esas vivencias las traemos a esta vida también. El alma no entiende sobre ninguna cuestión relacionada con el espacio y el tiempo; esos son conceptos terrenales, de la cabeza. Para el alma todo está aquí, al mismo tiempo, como si estuviéramos viviendo muchas vidas a la vez. De ahí que nuestras experiencias pasadas repercutan en la actualidad, solo que casi nunca tenemos consciencia de ello.
El propósito de esta técnica se basa en recuperar la energía que quedó atrapada en eventos pasados, ya sea que hayan sucedido en una existencia anterior, dentro del vientre materno o en la vida fetal, en el nacimiento, durante la infancia o más tarde en esta realidad actual también. Cuando esa energía atrapada se libera los síntomas tienden a remitir. Otra consecuencia puede ser el entendimiento más profundo sobre el tipo de relaciones que tenemos con determinadas personas (sobre todo cuando son dificultosas), ya que quizás traemos experiencias pendientes de resolver de otras vidas. Al recuperar la energía vital y pura que nos completa nos empoderamos y, al experimentar plenitud, la vida simplemente cambia. Esto es exactamente lo que me ocurrió en aquel momento y hasta la actualidad. Me gusta mucho esta herramienta y sigo tomando sesiones personales cuando los síntomas así lo requieren, sobre todo cuando las repeticiones de comportamientos se hacen evidentes y atraigo situaciones similares una y otra vez, ¡incluso hasta con las mismas personas!
A esta altura de mi vida ya habían pasado varios años desde que se hubiera detonado la crisis existencial que me llevó de “paseo” por una montaña rusa de desquiciadas vivencias, emociones, sensaciones y sentimientos. Ya me sentía enraizada, estable y en condiciones de empezar las prácticas en serio. Así se sucedieron los primeros trabajos en grupo y luego con más confianza comencé las sesiones individuales con amigos y personas conocidas.
A medida que acontecían las primeras experiencias con otras personas y avanzaba con la alegría y la satisfacción de estar al servicio, también crecía el deseo de seguir aprendiendo e incorporar nuevas capacidades. Es por esto que decidí complementar las metodologías mencionadas hasta aquí con una hermosa Terapia Floral llamada Flores de Bach. Esta terapia me ayudó muchísimo desde el comienzo, sobre todo cuando pasé por difíciles momentos repentinos. El Dr. Edward Bach fue un conocido médico, patólogo, bacteriólogo y homeópata, y fue quien creó un sistema con 38 remedios a base de esencias florales a principios del siglo XX. Bach creía que la curación de las emociones negativas ayuda al cuerpo a curarse a sí mismo. Este es un tratamiento complementario muy simple y seguro que puede utilizarse a la par de cualquier tratamiento médico. Es importante señalar que estas esencias no tratan los síntomas físicos de las personas o las enfermedades, sino que trabajan sobre las emociones y sentimientos generados por esas incomodidades físicas que atañen al cuerpo. También corrigen actitudes y problemas emocionales. Una vez que se identifican los modos recurrentes de pensar, sentir u obrar, que son la causa de la ausencia de armonía psicofísica, se buscan las flores que cubren esos desequilibrios y se prepara la combinación o fórmula apropiada para cada caso particular; siempre teniendo en cuenta las emociones del momento presente.
En mi opinión, estas esencias deberían ser incorporadas en la vida cotidiana de cualquier persona, es increíble cómo pueden ayudarnos a mantener un cierto equilibrio y a corregir algunos aspectos que no nos benefician. Sobre todo, el Rescue Remedy o Remedio de emergencia, que es una combinación de cinco plantas (Rock Rose, Impatiens, Clematis, Star of Bethlehem y Cherry Plum), debería formar parte del botiquín de cada familia ya que es muy adecuado para hacer frente a situaciones de emergencia y crisis repentinas. El Rescue es mi aliado y va conmigo en el bolso del día a día. Tres niveles de la formación completos dieron como resultado mi inclusión en el Registro Internacional de Practitioners del Centro Bach de Londres.
Me encontraba transitando un equilibrio saludable, en armonía conmigo y con el espíritu abierto por completo; llena de ganas de seguir devolviendo algo de toda la ayuda que había recibido. Las sesiones individuales y los grupos continuaron multiplicándose y sucediendo durante largo tiempo hasta que el universo hizo detener al mundo casi por completo.
La pandemia magnificó mis ganas de aprender y estudiar. Me apunté a varios cursos online que me aportarían conocimientos y herramientas para amplificar el autoconocimiento y para utilizar luego en sesiones individuales. Hice un curso increíble con Joe Dispenza cuyo efecto despertó mi compromiso con la meditación diaria; medité cada día durante 11 meses seguidos y ciertamente visualicé los resultados en mi alma y en mi cuerpo. También experimenté con el Feng Shui Personal relacionado con el estudio profundo de las personalidades, la combinación de las dos energías con las que nacemos (interna y externa) y cómo sacar el mejor provecho de ellas para comprendernos. Descubrí el Ho’oponopono difundido por Mabel Katz, antiguo arte hawaiano de resolución de problemas que nos ayuda a conseguir mayor claridad de propósito mientras nos impulsa a vivir y trabajar de manera más efectiva. La práctica del yoga se volvió una rutina indispensable y el cuerpo lo agradecía. Las terapias de Sound Healing (Soundbath and Tunning Forks) también aparecieron durante esta época para asentar aún más la armonía conseguida. Se trata de conectar con alma, despejar bloqueos físicos y emocionales, fomentar una sensación de profunda relajación y apertura del espacio interior divino, recibir insights y transmutar la energía del cuerpo a través del ritmo, la frecuencia y la vibración.
El tiempo en pandemia se multiplicaba potencialmente, de manera que lo aproveché para realizar actualizaciones sobre cómo trabajar en consulta individual y grupal en formato online y para comprender mejor la forma de terapia abocada a tratar el trauma individual y colectivo. Adicionalmente se me presentó la oportunidad de comenzar una formación de Coaching con una persona también formada en constelaciones familiares en el mismo centro que yo y en Flores de Bach. Sin embargo, su carrera profesional se orientó a ayudar a quienes lo necesitan desde el lugar de Coach y lo hace de maravillas. Fue mi coach en temas relacionados con el trabajo y realmente me ayudó a tomar decisiones importantes en mis peores momentos. Coaching es un proceso de acompañamiento reflexivo y creativo que tiene como meta inspirar y maximizar el potencial personal y profesional del individuo. De manera que esta herramienta me pareció muy útil y complementaria al resto de conocimientos que ya traigo conmigo. Se trata de otro enfoque, más concreto, más directo y quizás más efectivo a la hora de conseguir objetivos específicos, entre otros beneficios.
Me resulta difícil expresar la felicidad que me invade cuando nuevos recursos, comprensiones, herramientas y conocimientos para afrontar los desafíos se van incorporando en mi vida. El alma se regocija.
Actualmente mi aventura como aprendiz me direccionó hacia la formación en Descodificación Biológica en la Escuela Biodécodage Práctica Christian Flèche. Este es un abordaje terapéutico complementario que no reemplaza a ningún otro tipo de tratamiento médico y que considera que la enfermedad o el síntoma es el resultado de un conflicto emocional que no supimos o no pudimos resolver y que se quedó congelado en el tiempo y atrapado en nuestro cuerpo. Visto así, la enfermedad o el síntoma no es en realidad el problema, sino la adaptación que hizo nuestro cuerpo para sobrevivir y el verdadero retorno a la salud consiste en la resolución del conflicto emocional que dio origen a dicha enfermedad. Así, la Descodificación Biológica es un abordaje terapéutico que, comprendiendo el lenguaje del cuerpo, va hacia el descubrimiento de las emociones no procesadas, no expresadas y reprimidas que han generado programas inconscientes que crean en el organismo una gran tensión y una gran carga de estrés. En pocas palabras, el síntoma, malestar o enfermedad es la respuesta biológica que da el cuerpo a una situación o experiencia pasada con gran carga traumática que no ha sido posible procesar o resolver y pulsa desde el inconsciente para encontrar una solución.
Cuando hay armonía y equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu, el ser humano se convierte en un todo, eso somos, las tres dimensiones se complementan. Al principio, es normal centrarse en trabajar y cuidar cada una de estas partes por separado. Pero cuando se inicia el viaje del conocimiento interior también se despliegan las posibilidades de explorar nuevos horizontes, de descubrir herramientas, filosofías, prácticas y técnicas que nos permitirán trabajar el ser en su totalidad. Cada persona tiene sus tiempos y debe transitar su propio camino hacia el destino final, obtener el mayor grado de autoconocimiento posible. Buscar recetas mágicas y hacer exactamente lo que ha funcionado para otros no es precisamente la solución. De hecho, yo misma he experimentado con algunas técnicas de sanación cuyos resultados han sido de gran ayuda para muchas personas, sin embargo, no eran las terapias que podía soportar mi alma debido a la forma de operar sobre mi cuerpo. Siempre suelo resaltar que no todas las herramientas funcionan para todo el mundo, cada uno deberá encontrar aquello que le aporte los mayores beneficios en su proceso de desarrollo personal de acuerdo al estado deseado que pretenda alcanzar. Debemos agradecer la gran variedad de métodos alternativos de recuperación que existen hoy en día a nuestra disposición y sacar el máximo provecho posible para nuestra evolución.
Por último, quiero compartir una técnica terapéutica que suelo utilizar mucho, la escritura. Muy a menudo suelo canalizar las emociones a través de la palabra y esto me funciona de maravillas para sacudirme, reiniciarme y continuar. Y debido a los buenos resultados que obtuve decidí volcar en un libro una experiencia personal muy profunda y significativa que marcó contundentemente mi vida hace ya más de una década. En su momento no tuve la opción de expresarme, ni de exponer mis sentimientos, ni de disculparme, ni de dar una explicación, ni de ser oída; y los varios escritos no fueron suficientes para dejarme vacía de emoción respecto de los acontecimientos vividos con tanta intensidad. De manera que decidí embarcarme en el desafío de escribir un relato detallado de lo sucedido desde un punto de vista terapéutico y analítico. Ahora dispongo de muchos recursos que me permiten comprender aquella experiencia y mirarla desde otro lugar, con más amor y compasión. El objetivo es trascender, en la medida de lo posible, tan relevantes sentimientos y cerrar de algún modo la herida. Estoy en medio del proceso y cada vez se hace más y más cuesta arriba; revivir todo y pasarlo nuevamente por el cuerpo con otra consciencia es un auténtico reto, y sí, al ego le sigue doliendo un poquito aunque de otra manera. Confío en el proceso.
El viaje ha sido largo y duro, pero definitivamente valió la pena. Hoy mi cometido es acompañar a quienes lo requieran con los diferentes recursos que dispongo y las técnicas terapéuticas en las que me he formado destinadas a facilitar el desarrollo personal integral. La consulta individual puede ser un proceso de varios encuentros o simplemente una sesión, el consultante será quien determine su objetivo. En las sesiones tengo a mi alcance las Constelaciones Familiares, Terapia de Vidas Pasadas y Flores de Bach siempre en función de las necesidades de cada persona y su apertura al proceso de restauración interior. Aunque también me valgo de otros recursos como Coaching, PNL, Análisis Transaccional, Intervenciones Sistémicas, Análisis Transpersonal, Visualizaciones, Feng Shui Personal, etc., para realizar el mejor acompañamiento posible de cada persona hacia la consecución de su propósito.
"En África existe un concepto conocido como "Ubuntu": el profundo sentido de que somos humanos sólo a través de la humanidad de los demás; que si vamos a lograr algo en este mundo será en igual medida gracias al trabajo y los logros de los demás", en palabras de Nelson Mandela. En la cultura africana UBUNTU significa: "Yo soy porque todos somos". Ubuntu es la antítesis de la individualidad. Demasiado a menudo la gente se considera a sí misma como individuos separados unos de otros, mientras que, en realidad, en algún punto estamos todos conectados.
Tomé contacto con este concepto durante mis primeros años de crisis. Me resultó muy difícil incorporarlo y compartir mis vulnerabilidades con un grupo, aun cuando los beneficios eran evidentes en mi vida y salía de los encuentros muy reconfortada y fortalecida. La fuerza del grupo anima, consuela y tranquiliza todo al mismo tiempo. Tomamos contacto con otras personas que también atraviesan situaciones complicadas y la identificación con ellas es casi ineludible, desde algún lugar u otro muchos estamos unidos. Los encuentros grupales o talleres, bajo el encuadre de un ámbito seguro y cálido donde la expresión libre y la contención mutua son la base, me generan muchísima satisfacción. Estos trabajos en conjunto son enriquecedores y nutren el espíritu, nos relacionan, nos unifican y la experiencia suele ser muy reparadora para quienes se involucran y pueden integrarla. Este es el tipo de labor terapéutica que más me gratifica.
El objetivo principal de este proceso de autoconocimiento es alcanzar el máximo equilibrio posible entre todas las áreas de la vida y así experimentar el máximo de paz y tranquilidad; independientemente que elijamos hacerlo de manera individual, grupal o ambas. En mi experiencia, el despertar interior, la realización individual, el crecimiento y desarrollo personal, es decir, el encuentro con nosotros mismos sin juicios, es el primer paso hacia el pleno bienestar, y se requiere muchísimo coraje y determinación para hacerlo. Al mismo tiempo, la integración familiar sistémica juega un rol muy importante que también requiere suma atención, compasión y aceptación para lograr la conciliación entre lo individual y lo sistémico. Este es un trabajo que demanda auténtico compromiso con nosotros mismos y probablemente se extienda durante toda la vida; los desafíos existenciales tienen el fin de ponernos a prueba cada día y la particular característica de “persistencia continua”.
A modo de autorreferencia puedo decir que a partir de todos estos conceptos pude orientar mi mirada respecto de la vida desde un lugar donde cada vivencia guarda profundo sentido y coherencia con nuestra misión y cometido en este paso por la tierra. En cada momento trato de focalizarme en el presente con la clara intención de perpetuar durante el máximo tiempo posible el mantra del increíble Peter Crone que ya he hecho mío y dice así: “Estoy en paz independientemente de las circunstancias”. Cuando esto se consigue, el cuerpo, la mente y el alma se amalgaman por completo y forjan un éxtasis interior de sosiego, conciliación, calma, aceptación de la realidad y unión con el todo en nosotros mismos. No es una utopía, es un estado del ser completamente alcanzable; quizás no perdure en cada minuto de nuestras vidas, pero en los momentos que puede experimentarse el alma lo vive como un auténtico obsequio, el mejor mimo hacia nosotros mismos. Puedo describirlo de esta manera porque lo he experimentado, lo he vivido e intento prolongar ese sentir o estado del ser, lo máximo posible.
Se trata de elecciones. Como adultos, podemos elegir vivir más libres de todo aquello que nos ata a nuestro sistema familiar y a las repeticiones de patrones de comportamiento que arrastramos de otras vidas o de experiencias anteriores. Así quedamos mucho más abiertos y disponibles para andar nuestra propia travesía. He recibido una enorme cantidad de ayuda a lo largo de los años por parte de grandes y reconocidos maestros que aún forman parte de mi vida. Mi propósito es acompañar a otras personas en su viaje de autorrealización y autoconocimiento como lo están haciendo otros terapeutas conmigo. Caminamos juntos hacia el encuentro de ese nuevo lugar desde donde vivir, mirar y percibir la realidad cotidiana se vuelve más sano y ameno. Se trata de hallar un espacio completamente diferente al actual desde donde existir resulte más fácil, menos doloroso y definitivamente mucho más confortable y placentero. Se producirá lo que me gusta llamar una Alquimia del Alma, que es un cambio muy significativo hacia un estado del ser mucho más relajado, más consciente y ciertamente mucho más en equilibrio.
“El corazón de aquel que ha comprendido que lo presente está en resonancia con lo pasado, tanto en bueno como en lo malo, late en sintonía con el mundo.” Bert Hellinger (16/12/1925 – 19/09/2019)
Anand Mehrotra dijo respecto a la vida: “Este no es un viaje para sentirnos mejor, venimos a transcender.”
Mi Formación
- Universidad: Licenciado en Administración y Dirección de Empresas Universidad Católica de Córdoba Córdoba, Argentina
- Reiki Niveles I y II - Practicante de Reiki Mikao Usui & Practicante de Reiki Karuna. Alessandra Rossin. España
- Iniciación a la Antigua Sciencia del Kriya Yoga. España
- Formación en Constelaciones Familiares - Centro Latinoamericano de Constelaciones Familiares - Directora Tiiu Bolzman. Argentina
- Hellinger Camp - Formación para Consteladores Familiares según la Hellinger Sciencia. Bad Reichenhall, Alemania
- Evento Internacional: “En el Origen, lo nuevo”, dirigido por Bert & Sophie Hellinger. Argentina
- Seminario de Práctica de Tablero Familiar - Constelaciones Familiares. Liliana Inglese. Argentina
- Formación en Constelaciones Organizacionales e Intervenciones Sistémicas - Centro Latinoamericano de Constelaciones Familiares. Argentina
- Hellinger Camp - Formación para Consteladores Familiares según la Hellinger Sciencia. Bad Reichenhall, Alemania
- Talleres de Constelaciones Familiares - Joan Garriga Bacardí. Palma, España
- “CIENCIA INTERNA” y “La fuerza de la propia responsabilidad” - Tiiu Bolzman. Argentina
- Accidentes y síntomas. La conciencia moral, el bien y el mal. ¿Perdón o reconciliación? - Brigitte Champetier de Ribes. Argentina
- Lectura de Imágenes Sistémicas - Centro Latinoamericano de C.F. Liliana Chaia. Argentina
- Constelaciones Familiares aplicado al ámbito de la Pareja – Instituto Aware. Joan Garriga Bacardí. España
- Seminario/Taller de Constelaciones Familiares - Joan Garriga Bacardí en Argentina
- Evento Internacional: Constelaciones Familiares centradas en Síntomas de Salud - Stephan Hausner. Argentina
- Formación en Terapia de Vidas Pasadas bajo el método del Dr. José Luis Cabouli - María Eugenia Dominguez - Centro Anima. Argentina
- Formación Intensiva en Constelaciones Familiares y Asuntos de Pareja – Institut Gestalt - Joan Garriga Bacardí. España
- Taller de la Triple Orientación de las Constelaciones Familiares - Institut Gestalt. Joan Garriga Bacardí. España
- Formación de Constelaciones Familiares en Consulta Individual - Centro Esencia, PNL & Constelaciones Familiares. Liliana Chaia. Argentina
- Encuentro Vivencial: “El Buen Amor en la Vida” - Joan Garriga Bacardí. Tucumán, Argentina
- Talleres de Constelaciones Familiares - Joan Garriga Bacardí. Barcelona/Madrid, España
- Seminario Vivencial Terapia de Vidas Pasadas – Centro Atma Málaga, Sede de la Asociación Española de Terapia Regresiva. Dr. José Luis Cabouli. España
- Evento Internacional: "La enfermedad al servicio de la salud" - Constelaciones Familiares centradas en los síntomas de salud - Stephan Hausner. Argentina
- Practitioner Registrado de la Fundación Bach - Formación Nivel I, II y III - Viviana Bergmann – Escuela de Profundización Espiritual.
- Seminario de Actualización en Consulta Individual Online – Instituto de Constelaciones Familiares y Abordaje de Trauma. Dr.Verónica Molina. Argentina
- Seminario Online Introducción al Trauma Individual y Colectivo - Instituto de Constelaciones Familiares y Abordaje de Trauma. Dr.Verónica Molina. Argentina
- Curso Online de Feng Shui Personal – Lic. Viviana Bergmann – Escuela de Profundización Espiritual. Argentina
- Certificación Internacional de Coaching Profesional – PNL & Evolution Coaching School. Eduardo Tartaglini. Argentina
- Actualmente cursando la Formación de Descodificación Biológica en la Escuela Biodécodage Práctica Christian Flèche.